‘Los grandes olvidados.’
Más allá del binomio, republicanos y demócratas, otros partidos se presentan a los comicios electorales estadounidenses en cada cita electoral.

¿Por qué no les conocemos?
El sistema electoral para elegir al presidente de los EEUU es, en todos los estados salvo en Nebraska y Maine, mayoritario y de voto indirecto. El electorado vota a los compromisarios/as elegidos/as por el partido al que representan y el Estado en el que se presentan para que éstos/as, posteriormente, den su voto (normalmente) a dicho partido. No obstante, nada impide que los compromisarios sean desleales, todo y que existen sanciones.
La consecuencia de esto supone grandes obstáculos para los partidos minoritarios frente a los dos grandes: el Partido Republicano y el Partido Demócrata, pues los “terceros” partidos consiguen en cada Estado, un porcentaje de voto popular ínfimo por separado y pequeño en conjunto. Concretamente en las elecciones de 2008 estos partidos consiguieron un 1.4% del voto popular, en 2012 un 1.6% y en 2016 un 5% de lo que se puede observar un incremento sustancial en las pasadas elecciones. Sin embargo, en estas elecciones y viendo los resultados que arrojan los recuentos estatales puede suponerse que el porcentaje de voto de los terceros partidos estará entre el 2 y 3%, reduciéndose una vez más las oportunidades de éstos.
A ello se le suma la alta polarización actual de los estadounidenses y su habitual partidism que dificulta, incluso a largo plazo, las posibilidades de estos otros partidos.
Fuente: Pew Research
Y ¿quiénes son esos partidos olvidados?
Existen muchos partidos que se presentan en los diferentes estados pero son tres los que pueden considerarse los más importantes:
El Partido Libertario defensor del laissez faire, o libre mercado, y de la libertad en todas las esperas personales; como la tenencia de armas para la defensa personal, de la libre circulación de personas entre países y de la abolición de la prohibición de prostitución y del consumo de drogas. Este partido, actualmente, ocupa el tercer puesto en casi todos los estados de la mano de su candidata, Jo Joguersen, todo y que se esperaba más del 3% de votos que acapararon en las elecciones de 2016.
El Partido Verde, con una ideología de izquierdas y ecologista, aboga por la descentralización y autogobierno local, la democracia participativa y el cuidado del medio ambiente. Además es, mayoritariamente, la cuarta fuerza en los recuentos electorales con el candidato presentado: Howie Hawkins.
El Partido de la Constitución es el partido que ocupa las posiciones más escoradas a la derecha. Sus pilares fundamentales son el nacionalismo económico y el cristianismo. De este último defiende que todas las regulaciones, desde la jurisprudencia hasta la Constitución, deberían estar sujetas a los preceptos de la Biblia. El candidato que se ha presentado en estos comicios electorales ha sido Don Blankenship.
Por último, también existen candidatos independientes que se presentan a las elecciones presidenciales estadounidenses. Este es el caso de Brock Pierce y la sorpresa de Kanye West.
Pero, si sólo obtienen un 3% y sus posibilidades a largo plazo son tan bajas, ¿qué ganan presentándose?
No está claro el porqué, pero pueden apuntarse toda una serie de razones que avalan la presencia de estos partidos:
Por una parte, algunos de estos partidos pese a no conseguir ningún compromisario sí consiguen cierta influencia en la política estadounidense. El ejemplo más cercano es el del Partido Verde, el cual ha conseguido ser ownership en la lucha contra el cambio climático en los EEUU y ha propiciado que el partido demócrata integre gran parte de sus postulados en el Green New Deal.
Por supuesto, no todo es política en su sentido más práctico, también los partidos ganan contactos y poder, más teniendo en cuenta la opacidad que envuelve al sistema político y administrativo de los EEUU. Ninguna duda cabe sobre que el aumento de apoyo popular a nivel estatal y local se traduce en favores de los dos grandes partidos a estos, ahora ya, no tan olvidados.
Por otra, muchas de las candidaturas independientes presentan ciertas similitudes, sobre todo el fervor por la lucha de sus ideas.
Un claro ejemplo sería Brock Pierce, un ex actor infantil, ahora empresario tecnológico, que en su entrevista a la BBC explicó que su razón principal para presentarse a POTUS era su preocupación por el futuro a largo plazo de los EEUU. Su planteamiento para los próximos años está a medio camino entre el liberalismo y el conservadurismo pero, desgraciadamente para él no ha obtenido casi porcentaje de voto.
En lo que se refiere al otro candidato independiente mencionado y estrella del Rap, Kanye West, el apoyo ha sido insuficiente. Tan sólo ha conseguido 60.000 votos en todo el país pero asegura que se presentará a las elecciones de 2024. No se puede saber si en las siguientes tendrá más suerte, pero lo que sí se puede saber es que apostará por un discurso conservador y religioso como ha hecho hasta ahora para intentar disputar el espacio ideológico al candidato/a del Partido Republicano.
No acaba aquí la lista de candidaturas independientes, pues otras personas como Jade Simmons o Mark Charles, entre otras, se presentaron a estos comicios electorales, pero lo que se puede concluir de todas ellas es el fuerte activismo que les representa y, en muchos casos, la gran cartera con la que cuentan.
En definitiva, cualquiera sabría que presentarse a las elecciones presidenciales de los EEUU sin ser candidato/a del Partido Republicano o del Partido Demócrata es un fracaso, pero nunca se sabe qué puede ocurrir a largo plazo o qué intereses ocultos pueden existir en esta acción. De lo que todo el mundo está seguro es de que seguirán existiendo candidatos/as y partidos olvidados.

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