‘La importancia del branding político’
Philip Kotler, el que es considerado como uno de los padres del marketing, hizo una de las apreciaciones sobre qué es el branding, a mi parecer, más acertadas, considerándolo como “un ejercicio de comunicación para definir lo que eres, pues cada compañía quiere estar en la mente de sus consumidores”. Una definición globalista que es perfectamente capaz de convertirse en un paraguas para aquellas áreas de conocimiento que beben del branding generalista como, en nuestro caso, el branding político.

En este caso, la transformación de esta definición de Kotler para cualquier cargo político, sería algo así como “definir lo que eres, pues cada político quiere estar en la mente de los electores”. Esta definición primeriza de lo que debe ser una marca política, hace que aparezca una de las nociones más importantes en el branding: el brand equity o valor de marca, que es la clave por la cual se realiza una estrategia de branding, que surge y evoluciona a partir de las opiniones, emociones y experiencias que los diferentes públicos de interés sienten como resultado de las interacciones.
Llegados a este punto, conviene destacar la cita de M.Winchester, otro de los autores que ha investigado en este campo, sobre qué es el branding político, definiéndolo que “el conocimiento sobre una marca puede implicar creencias positivas, neutrales o negativas, las cuales afectan los procesos de toma de decisiones y permiten vislumbrar los beneficios y déficits que se asocian a las distintas marcas”.
En este caso, y ya acabando de aterrizar en nuestra materia, el brand equity del candidato o candidata se resume en que “no tienes que decir que te voten, tienes que mostrar el porqué te tienen que votar.”
Y, ¿por qué es importante generar ese valor de marca? Una de las principales razones es uno de los mantras que más se repiten últimamente en los análisis políticos: “si no te diferencias, si no ofreces algo diferente, recuerda que siempre se elige al original, no a la copia”. De manera más concreta, la importancia de generar una marca propia reside en lograr:
– Diferenciarte del resto de candidatos y candidatas, para no ser la copia de nadie.
– Ser relevante, en tanto en cuanto tus mensajes ganen notoriedad.
– Ser conocido, y reconocido, no sirve de mucho darte a conocer por una cuestión x o y, si no eres fiel a tu marca, más adelante la gente no te sepa reconocer.
– Generar confianza en el electorado. La clave de cualquier líder político es ser capaz de generar confianza y ese sentimiento de identificación con uno mismo. Si eres capaz de lograrlo, no vas a tener seguidores, vas a tener embajadores.
Es por este motivo que la primera pregunta, y probablemente la más importante, que debe responder un candidato o candidata, antes de desarrollar su estrategia de branding político, es: ¿qué te diferencia a ti sobre el resto?
La reputación, tal y como se indica en este estudio influye en las expectativas de vida de la gente, la confianza en el partido, el clima de opinión y la relación de voto, de formas directas o indirectas y con fuerza diferente:
– Por cada punto de reputación que aumenta se sube un 0,75 de la intención de voto, que se genera a partir de la mejora de la confianza en el líder político.
– Cuando una persona percibe buena reputación y tiene una alta confianza en el partido, la probabilidad de voto es del 54,8. Esto sugiere que los políticos deben trabajar su reputación si quieren ganar elecciones. Más todavía cuando el estudio confirma que la afinidad ideológica es un factor determinante, pero no un cheque en blanco, el líder debe cumplir con lo que esperan de él.
Para concluir, conviene remarcar que no podemos caer en el error de pensar que crear una marca es crearnos un logo y definir qué ropa vamos a llevar. Construir marca se basa, principalmente, en ser consecuente con las palabras y los actos.
Nuestro objetivo, emociones, imagen, valores, mensajes, relaciones… todos son elementos que ayudan a proyectar la marca que queremos transmitir a nuestro electorado, tanto de manera offline como online, ya que la coherencia en todas nuestras acciones es fundamental para resultar creíble en nuestro electorado.

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