‘Influencers y marcas: ¿Quién se beneficia de quién?’
Si hace diez años nos hubiesen preguntado el significado de la palabra “influencer”, probablemente nuestra respuesta hubiese sido totalmente distinta a la que daríamos hoy. Simplemente por desconocimiento. Y es que, en estos últimos años, el término “influencer” ha ido acentuándose cada vez más, y por lo visto, ha venido para quedarse.

En el mundo digital, influencer es aquella persona que cuenta con un gran número de seguidores/as en las redes sociales, y, por lo tanto, sus publicaciones tienen mucho más alcance en comparación al resto de usuarios/as. En un sentido más amplio, influencer es aquella persona que a través de su experiencia puede influir en el comportamiento y criterio de los demás. Y por supuesto, aquí también hay niveles. Mientras cada ciudad tiene a sus influencers, incluso cada pueblo también tiene a los suyos, hay otros con presencia nacional e internacional.
Es aquí cuando aparece la discordia, pero pese a las críticas de algunas personas o a la admiración de otras, lo cierto es que esto ya se ha convertido en toda una profesión, y las marcas no han tardado en darse cuenta de que aquí hay una gran oportunidad de marketing.
Muchas marcas han tratado de buscar aquella persona influyente con la que “aliarse” y convertirlo en su embajador o embajadora. Una persona que se asemeje a su imagen, con la que compartan valores, estilo de vida y como no, público objetivo. Una persona que proporcione cercanía y frescura, que sepa dialogar y sea activa, que conecte con el mercado y cree la confianza necesaria para ganar reputación.
Lo que realmente interesa a la marca es que su producto o servicio sea mostrado y recomendado por una persona afín al consumidor/a. Por ello, lo recomendable es buscar aquella persona influyente con la que “aliarse” y convertirla en embajador o embajadora de la marca. Una persona que se asemeje a su imagen, con la que compartan valores, estilo de vida, y como no, público objetivo. Una persona que proporcione cercanía y frescura, que sepa dialogar y sea activa. En definitiva, que conecte con el mercado y cree la confianza necesaria para ganar reputación. Porque también hemos visto casos, en los que empresas sin ningún tipo de estrategia definida, han optado por influencers que no casaban con la filosofía de marca que querían demostrar. Y cuando esto ocurre, la recuperación es mucho más costosa.
Algunos y algunas pensarán que esto solo es accesible para grandes marcas que puedan permitirse invertir grandes cantidades de dinero en su departamento de marketing. Pero lo cierto es que no. Marcas que acaban de nacer, también ven aquí una buena oportunidad, y envían sus productos de manera totalmente gratuita a los y las influencers que consideran más allegados, para que los prueben y los muestren a través de sus redes, llegando así a un mayor número de usuarios/as que puedan interesarse por él.
Diríamos que la persona influencer se beneficia de productos, servicios e incluso viajes, a cambio de mostrarlo en sus perfiles, pero esto no es todo. El mundo influencer es consciente de su repercusión en la sociedad y tampoco se ha quedado atrás. ¿Por qué no lanzar mi propia marca? han pensado algunas. Sabiendo que muchas prendas se han agotado tras haberlas llevado y se han disparado las ventas en cientos de artículos, las españolas Alexandra Pereira, María Pombo, Rocío Osorno, Marta Carriedo o Dulceida, entre muchas otras, y otros, han sabido sacar provecho y gestionar su propia marca de ropa. Si señores, en el sector de la moda esto ha sido una bomba.
Respondiendo a la pregunta: ¿quién se beneficia de quién?, está claro. Ambos se benefician de ambos. Todo esto es recíproco. Unos consiguen reputación, otros consiguen popularidad, y entre otras cosas, todos consiguen compensación económica. Sin embargo, no todo son ventajas, aunque así nos parezca. Detrás de esto, también hay un lado oscuro que daría de qué hablar, como el mundo de los haters y las crisis de comunicación que puede generar este tipo de marketing. Pero esto lo dejamos para otro artículo.

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