‘Digitalización y comunicación en los centros educativos’
– ¿A qué colegio vas a llevar a tus hijas?
– Pues tras mucho pensarlo, revisar planes de estudios, visitar centros y pedir referencias, hemos decidido llevarlos a este. La verdad es que hacen cosas muy interesantes para los alumnos y eso era primordial para nosotros.
– ¿Y cómo lo conociste?
– Los encontré a través de Facebook y cuando entré a la página web y vi la imagen tan cuidada que tienen, me acabe de decidir.

Seguro que habéis presenciado, o protagonizado, alguna conversación de este tipo. Elegir un colegio, una universidad o una escuela infantil para nuestros hijos e hijas se ha transformado, al igual que en la mayoría de procesos de compra de otros productos o servicios. Hace años te dejabas guiar por las opiniones de otros padres o, en el mejor de los casos, del ranking de algún periódico. Hoy, la facilidad que tenemos para poder investigar desde la palma de nuestra mano, sobre todo aquello que nosotros queramos, también ha cambiado la valoración que realizamos a un centro educativo.
Los centros educativos, independientemente de la edad de los alumnos y alumnas, han evolucionado positivamente en lo que a la calidad de la enseñanza se refiere, sin embargo, en la mayoría de los casos, la calidad de su imagen y comunicación están lejos de lo que podríamos considerar aceptable. A continuación, os traigo tres ejemplos que seguro que os suenan:
1. La página web de los 2000. Sí, es una de mis favoritas, páginas web que se hicieron para demostrar que el centro educativo estaba a la vanguardia de las tecnologías, pero ahí se quedó. Son páginas que contienen información irrelevante o poco tratada. No disponen de material gráfico específico, se nutren de bancos de imágenes, y la última actualización es alguna circular informativa. Hoy en día, tener una página web fija, sin movimiento, es como no tener (casi) nada.
2. Las redes sociales infantilizadas. Sí, existen centros que consideran que las redes sociales son algo que pueden llevar los alumnos y alumnas. Consideran que son canales de comunicación informales y que por ello no merecen un trato profesional y estratégico. El resultado de esta forma de pensar son publicaciones sin sentido, donde parecen haber sido diseñadas por personas sin conocimientos en este campo, y donde algo tan básico como mantener la imagen corporativa del centro, o aportar valor estratégico son conceptos extraterrestres. Y es que nos guste o no, las publicaciones que realizamos en nuestros canales de comunicación siempre deben tener un sentido y un motivo.
3. Somos un centro puntero. Sí, hay centros educativos que se consideran punteros tecnológicamente hablando, pero lo máximo que hacen es enviar por email las circulares o avisos. Es cierto que algunos centros cuentan con aplicaciones propias en las que los docentes y los padres y madres pueden interactuar, sin embargo esto quedaría incluido en la comunicación interna, no en la externa. Los padres y madres de los futuros alumnos quieren obtener información del centro por los canales que utiliza habitualmente (Whatsapp, Telegram, Instagram, Facebook, YouTube) y no solo por los medios tradicionales.
El sector educativo está viviendo una gran revolución tecnológica, auspiciada en gran parte por la situación pandémica actual. Una revolución que podemos considerar natural, teniendo en cuenta la cantidad de avances que se implementan hoy en día en el sector.
En este cambio no se tratará solo de implementarlos en el día a día del centro, sino que habrá que instaurarlos desde fuera hacia dentro. La inmediatez en la búsqueda de información es un hecho, cualquier sector necesitará poder satisfacer la necesidad apremiante de datos por parte de los posibles usuarios.
¿Puede un centro educativo renunciar a este hecho? Sí, claro que sí, pero en un mundo hiper competitivo como en el que vivimos, estará dando la oportunidad a sus competidores para que lo echen del mercado.

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